¿Por qué desconfiamos de la Inteligencia Artificial?

¿La IA es verdaderamente una amenaza? 

La Inteligencia Artificial está revolucionando el mundo entero. La podemos encontrar tanto para pedir una cita con un especialista como para editar una foto para compartirla en redes. A pesar de que aporta muchos beneficios para los empresarios y los usuarios, aún es una herramienta que genera desconfianza o recelo. Y la pregunta entonces es: ¿por qué desconfiamos de ella?

Aquí os dejamos algunos puntos clave que generan este malestar:

1. Desplazamiento de empleos

Probablemente el mayor miedo generalizado de incorporar la IA en nuestro día a día: el desplazamiento laboral. Históricamente ya pasó en el período de industrialización cuando se empezaron a incorporar máquinas en el ámbito laboral y los trabajadores tuvieron miedo de perder sus oficios (los cambios siempre nos dan miedo). 

Ahora con la IA se está volviendo a ver este temor. A pesar de que esta herramienta está capacitada para reemplazar a aquellos trabajadores que hagan tareas repetitivas o físicas, ese no es su objetivo final. Fue diseñada para mejorar la eficiencia y la efectividad de ciertas tareas, ofreciendo la posibilidad de que los trabajadores se centren en las tareas más humanas como la empatía o la creatividad o la toma de decisiones .

2. Falta o exceso de humanidad

Este punto es más complejo teniendo en cuenta cómo nos desenvolvemos por naturaleza con nuestro entorno. Pueden darse dos situaciones dependiendo como esté programado el software:

  • Que haya exceso de toque humano: ante esta situación se ha demostrado en estudios que necesitamos categorizar todo para clasificar mentalmente a qué grupo pertenece. Si la IA es muy humana, será difícil distinguir si se trata de un humano o no y nos pondrá en estado de alerta. 
  • Que falte el toque humano: cuando identificamos rápido que es una IA la que nos está atendiendo dejamos de confiar sobre sus capacidades. En temas médicos por ejemplo, no somos capaces de confiar en que puedan atendernos bien. Muchas veces también se echa en falta los típicos comentarios espontáneos que recibimos cuando somos atendidos como podría ser dar los Buenos días o algún comentario divertido que te saque una sonrisa. 😊

3. Ignorancia de su funcionamiento

El hecho de no entender cómo funcionan estas IAs nos genera rechazo. A modo resumen, para intentar resolver por encima esta duda: las IAs funcionan mediante algoritmos y éstos son una serie de pasos a seguir para completar efectivamente una tarea.

Un ejemplo sería: ¿cómo saber si una persona está sufriendo un ataque al corazón? Una doctora seguiría una serie de pasos para comprobarlo para llegar a una conclusión. Lo mismo haría una máquina especializada. (Al final, el proceso para finalizar una tarea es el mismo.)

4. Sentenciamos los errores

Las personas somos expertas en fallar y cometer errores repetidamente. Si decidimos confiar en la tecnología, es para evitar esos errores. Pero, ¿qué sucede? A pesar de que las máquinas sean programadas meticulosamente, también fallan. Sin embargo, esos errores no se juzgan igual que los cometidos por una persona. Aun sabiendo que la probabilidad de error de una máquina es mucho menor que la de un ser humano, seguimos prefiriendo confiar en una persona. Esto se debe a que, si algo sale mal, es más fácil culpar al individuo que a un robot, básicamente porque cuando el algoritmo falla, no hay a quién culpar. La gente prefiere no usar la tecnología si ve que ha fallado anteriormente. (Los seres humanos nunca hemos sido seres racionales 😬)

5. ¿Futuros esclavos de la IA?

Otra preocupación relacionada con la IA es la idea de que acabaremos siendo esclavos o dominados por ellos en un futuro no muy lejano. Pero estas teorías más que realidades son más propias de una novela de ciencia ficción. Al fin y al cabo, esta tecnología depende al 100% de los humanos y está diseñada para ser utilizada a nuestra conveniencia. Además, tampoco tienen motivaciones propias ni capacidades de razonar o desarrollar nuevas personalidades y tomar decisiones. Por lo tanto, como tampoco hay evidencias ni pruebas, las posibilidades de que ocurra son ínfimas, por no decir que son nulas.

Beneficios de la IA

La inteligencia artificial (IA) está revolucionando múltiples sectores con su capacidad para mejorar procesos y resultados y aquí os dejamos algunos de los principales beneficios que la IA aporta a nuestras vidas y a la industria en general: 

  • Superan nuestras capacidades: No solo trabajan mejor que nosotros en todas las tareas mecánicas y repetitivas, sino que también son capaces de predecir resultados, demandas y recomendar acciones trabajando con infinidad de datos y números. Nosotros no podemos competir.
  • Automatización de tareas: La IA permite automatizar procesos rutinarios, liberando tiempo para que los empleados se concentren en tareas más estratégicas y creativas evitando errores y mejorando la eficiencia operativa, sobre todo reduciendo costes (los ordenadores no tienen horario y cuestan mucho menos dinero que un trabajador).
  • No sabemos lo que no sabemos: Es lo que se llama el efecto Dunning- Kruger. Este hecho se da cuando leemos un artículo o vemos un documental y nos creemos expertos en un tema y actuamos en consecuencia como por ejemplo tomando decisiones con excesiva seguridad en nosotros mismos. Este comportamiento no es posible que suceda con los ordenadores, ya que a la mínima que identifican que no pueden ayudarte, te lo comunican.
  • Objetividad en la toma de decisiones: la gente cree que es capaz de juzgar basándose solo en una primera impresión pero somos subjetivos y tomamos las decisiones según nuestros prejuicios. Un ejemplo sería que la probabilidad de ser contratado por la belleza o por la gama de la ropa que viste el candidato, se ha demostrado en varios experimentos, que son factores clave en la decisión final. 


Algunos errores que comete la IA

Dado que esta tecnología se basa en algoritmos y datos históricos, se han presentado casos reales donde, por ejemplo, en procesos de selección, se ha contratado a personas basándose en su nombre o el deporte que practicaban. Por ejemplo, en Amazon, el algoritmo concluyó que era esencial que los candidatos practicaran lacrosse. En otra empresa menos conocida, se buscaba personal para funciones específicas y, como en la base de datos no había registros de mujeres en esos roles, todas las candidatas fueron descartadas automáticamente y no llegaron a ser entrevistadas hasta que se detectó el error. 

Al ser una tecnología que va aprendiendo y se va actualizando constantemente (también con ayuda de técnicos), estos errores son fáciles de identificar y arreglar para que no vuelvan a ocurrir. 

 

Como ya hemos visto, la Inteligencia Artificial es una herramienta que acaba de nacer y aún queda mucho margen de mejora para evitar estos últimos tipos de errores. A pesar de ello, la IA ha llegado para quedarse y no parece que las inseguridades que puedan causar sean un impedimento para seguir incorporándose cada vez más en nuestro día a día. 

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